El país atraviesa una crisis que se presenta en distintos ámbitos, entre uno de los grandes problemas que enfrenta la población está la escasez de agua en Venezuela; un padecimiento que solo ha crecido en los últimos años.
Venezuela está sin agua
Alexander Quintero, un ciudadano en Caracas aseguró que su trabajo es cargar agua, y que así como él se encuentran muchos; con las tuberías secas desde hace mucho tiempo, tanto que ni recuerdan cuando fue la última vez que se ducharon.
La falta de agua es tan normal que el presidente Nicolás Maduro informó en mayo, como un logro, la compra de 252 cisternas para proveer a más de la mitad de la población de manera puntual, a la espera de una solución definitiva.
No obstante, esta situación no parece tener una pronta solución, y la opción mas viable para el gobierno, es la adquisición de nuevos camiones cisternas en los próximos meses; una medida que continuará de manera provisional para combatir la escasez de agua en Venezuela.
Los venezolanos viven entre la indignación, la resignación y el ingenio para obtener algunos litros.
Padecimiento en la mayoria
Estos, son aquellos que llevan menos tiempo sin disfrutar del servicio, y los que se han visto menos afectados por la escasez.
Yeny Acosta, una ciudadana que se encontraba en una protesta en la capital venezolana, expresó a la agencia Efe; que día a día se dedicaba a cargar agua, a buscar el pan y a lidiar con todo lo que se está viviendo en el país.
Además, Acotó que cuando decidió salir a las calles tenía ya 45 días sin servicio, y de manera rabiosa dijo que este problema representaba una burla y humillación por parte del gobierno, al cual culpa de un aparente “control social”.
Sin agua para evitar el Coronavirus
Aproximadamente un 90% de las familias venezolanas enfrentan esta problemática, las condiciones de vida sin agua hacen difícil alimentarse, limpiar, lavar, mantener la higiene del hogar, entre otros. Al igual que es imposible seguir el protocolo de higiene para prevenir el Covid-19.
Los manifestantes, que golpean bidones vacíos, reclaman furiosos que se violente un derecho humano, principalmente en medio de la pandemia por COVID-19, que requiere de un usual lavado de manos para combatirla.
Por su parte, Acosta señaló que:
“Van a ser más los muertos por sarna, por hambre que por coronavirus”.
De igual forma, este grupo rechaza rotundamente el uso gubernamental de cisternas, o peor aún, tener que pagar para disfrutar del servicio, que hasta puede costar 100$.
Cansados y casi resignados
Por su parte, Alexander, asegura que en su localidad falla el suministro eléctrico y de gas doméstico pero que nada repercute tanto como la escasez de agua.
En lo que va de 2020, no ha llegado el agua al hogar de este padre de dos niños, quien se dedica a cargar tanta agua como pueda para que su familia pueda asearse a medias, incluyendo a una abuela de 78 años.
Sara Berroeta, otra ciudadana afectada no solo se queja por la falta del vital líquido, esta asegura que las cisternas que el gobierno envía casualmente a su barrio, no llegan hasta su zona.
Asimismo, expresó que está cansada de buscar agua, y que esta escasez ha causado enfermedades en la piel de las personas, como erupciones y escabiosis.
Alexander y Sara no protestan en las calles, ni solicitan que les devuelvan el servicio, ya que nunca han contado con esto. Ellos solo van en busca de agua a un rió cercano.
Sobrevive el que mejor se adapta
La escasez de agua en Venezuela han empujado a la sociedad al borde; algunos con un poco de suerte han conseguido soluciones en medio de la necesidad.
Una comunidad de la capital, hizo uso de las instalaciones abandonadas en un túnel que el estado no concluyó; logrando que un manantial que pasaba por allí acabara saliendo por sus lavamanos, duchas e inodoros.
Geisa Fernández, una ciudadana de esta comunidad, señala que el éxito de esta iniciativa ha sido amenazada; algunas personas, de zonas cercanas, han querido entorpecerlo y han producido daños al sistema de tuberías que los mismos vecinos dispusieron en el año 2018.
Asimismo, indicó que ellos no se dejan amedrentar, y que en un reciente sabotaje, vecinos de la comunidad decidieron reforzar la seguridad de las tuberías, para asegurar que el agua que toman es la más cristalina del manantial.
Aunque hasta ahora pocas casas reciben el agua en sus griferías, estas sirven para distribuir y facilitar agua a muchas familias.
Generaciones enteras conocen el sufrir
Según relata Emilio Jimenez, obrero de 65 años, residente de el 23 de Enero en Caracas, desde que tiene uso de razón, la falta de agua ha sido un martirio recurrente para todo su alrededor, incluso desde joven.
Comenta al equipo reporteril de AFP, que en su juventud vivía en una localidad remota del Táchira; entonces, él y su familia tenían que improvisar canales de agua desde el cauce de un pequeño río en las cercanías. Para sus días de juventud, hace más de 40 años, explica, los problemas con el agua eran los mismos.
Asimismo detalla que esperaba encontrarse con una realidad diferente cuando decidió mudarse a la Gran Caracas. En vez de esto, ahora él mismo, en compañía de sus dos hijos, cargan agua de una tubería rota que hace un pozo a poco más de 500 metros de su residencia.
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