El ministro de Exteriores, Serguéi Lavrov, culpó hoy a Occidente de la crisis migratoria en la frontera entre Bielorrusia y Polonia, donde se han concentrado varios miles de migrantes procedentes de Oriente Medio.
«Creo que la solución a estos problemas debe radicar en el pleno respeto de los principios del derecho humanitario y, por supuesto, no podemos olvidar dónde está la raíz del problema», dijo Lavrov en rueda de prensa.
En su opinión, la raíz del problema es la política que los países de la OTAN y la Unión Europea han practicado en relación a Oriente Medio y el norte de África, y el intento de imponer su propia interpretación de los valores democráticos.
«No se puede olvidar dónde empezó todo y de quién es la culpa de lo que está ocurriendo ahora. Por eso, la principal responsabilidad del arreglo de la crisis migratoria reside ahora en aquellos que crearon las condiciones para el surgimiento de este problema», señaló.
Además, acusó a Occidente de sabotear el retorno de los refugiados sirios que se encuentran en países como Líbano, Jordania o Turquía.
Lavrov, que se reunió con el secretario del Vaticano para las Relaciones con los Estados, Paul Richard Gallagher; instó a la UE a huir del doble rasero a la hora de recibir refugiados, como es el caso de Polonia e Italia.
Los refugiados «no quieren quedarse en Bielorrusia, quieren ir a Europa; esa misma Europa que durante años hizo propaganda de su modo de vida. Uno debe responder de sus palabras y actos», explicó.
Y se preguntó por qué la UE concedió dinero a Turquía para hacer frente al flujo de refugiados de Siria y ahora no hace lo mismo con Bielorrusia.
Adelantó que hoy mantendrá consultas en Moscú con el ministro de Exteriores de Bielorrusia, Vladímir Makéi; quien niega responsabilidad alguna en la actual crisis con Varsovia.
Mientras, Gallagher admitió que estamos ante una crisis humanitaria y aseguró que la postura oficial del Vaticano es que Europa asuma su responsabilidad en lo que respecta a migrantes y refugiados.
Una columna de varios miles de migrantes, en su mayoría kurdos de Siria e Irak; se dirigió el lunes por la mañana por una autopista hasta un puesto fronterizo con Polonia en la región de Grodno.
Según las imágenes de la prensa, los migrantes iban aparentemente escoltados por efectivos de las fuerzas de seguridad bielorrusas, que mantienen que dichos refugiados se encuentran legalmente en su territorio.
Después de intentar infructuosamente cruzar la alambrada erigida por la guardia fronteriza polaca; los refugiados montaron tiendas de campaña y pasaron la noche en la linde de un bosque cercano.
Los refugiados, que incluyen muchas mujeres y niños pequeños; se encuentran ahora en tierra de nadie, ya que Polonia aprobó medidas que permiten la expulsión por la fuerza de los migrantes irregulares; mientras Minsk derogó también el acuerdo de readmisión con la UE.
El Gobierno polaco ha reforzado la seguridad en la frontera por temor a una escalada de la violencia y posibles provocaciones por parte bielorrusa.
Polonia, la UE y EEUU llamaron el lunes al presidente bielorruso, Alexandr Lukashenko; a cesar de inmediato el uso político de la migración irregular como arma política.
Lukashenko, al que sus vecinos acusan de provocar la crisis migratoria en represalia por su apoyo a la oposición bielorrusa en el exilio, ha alertado a la Unión Europea de una «catástrofe humanitaria» debido a la concentración de inmigrantes ante la llegada del invierno
EFE
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