El hielo marino del Ártico está sufriendo un proceso llamado atlantificación (por el que la llegada de aguas más cálidas del océano Atlántico); lo que está provocando el retroceso del borde del hielo marino y reduciendo su rebrote en invierno.
Para el estudio publicado en Journal of Climate los científicos usaron datos satelitales de la Iniciativa de Cambio Climático de la Agencia Espacial Europea (ESA); para calcular los cambios en el volumen del hielo marino del Ártico entre 2002 y 2019.
La cantidad de hielo marino que flota en el Océano Ártico varía enormemente, alcanza su máximo hacia marzo; tras los fríos del invierno, y se reduce al mínimo alrededor de septiembre.
Sin embargo, estas oscilaciones estacionales junto al calentamiento del clima y la temperatura del agua marina adyacente también contribuye a la vulnerabilidad del hielo.
Aunque parte del hielo más grueso y antiguo permanece en todo momento; «es innegable la tendencia a la disminución del hielo a medida que el cambio climático estrecha su cerco sobre esta frágil región polar», explicó a ESA.
Investigaciones anteriores sugerían que el hielo marino puede recuperarse parcialmente en invierno, porque el hielo fino crece más rápido que el grueso; pero los nuevos hallazgos indican que el calor del océano está superando este efecto estabilizador, reduciendo el volumen de hielo marino que puede volver a crecer en invierno.
Hielo marino del Ártico se derrite
«Ahora hemos descubierto que en las regiones del Mar de Barents y del Mar de Kara, este efecto estabilizador está siendo superado por el calor del océano y las temperaturas más cálidas; que están reduciendo el crecimiento del hielo en invierno», según Robert Ricker, del Centro Helmholtz de Investigación Polar y Marina del AWI (Alemania).
Los investigadores creen que el mecanismo estabilizador de otras regiones del Ártico también podría verse superado en el futuro.
Este nuevo proceso se denomina atlantificación; lo que significa que el calor del océano Atlántico transportado a latitudes más altas está provocando el retroceso del borde del hielo marino.
Ricker destacó que «esto también significa que si hay un verano cálido o vientos fuertes, el hielo marino es menos resistente».
Los datos sobre el grosor del hielo de la misión CryoSat de la ESA contribuyeron «de forma importante» a los resultados sobre la atlantificación; y combinados con los del satélite SMOS, son clave para mejorar las previsiones sobre el hielo marino más fino y frágil.
La información procedente de ambos satélites se usan para mejorar las previsiones sobre el hielo marino, que son fundamentales para la navegación; la pesca o las comunidades indígenas.
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