«Somos los Estados más grandes, somos vecinos y compartimos una asociación antigua y diversificada. Estamos por un mundo multipolar y contra cualquier hegemonía», dijo el ministro de Exteriores chino, Wang Yi en referencia a la relación con Rusia
La crisis desatada en el estrecho de Taiwán ha acentuado la fuerte división de la comunidad internacional en dos bloques, uno liderado por Estados Unidos y el otro por China y Rusia, algo que se ha puesto de manifiesto en la reunión de ministros del Sudeste Asiático que termina este viernes en Nom Pen.
La Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (Asean) celebró en Nom Pen su reunión de ministros de Exteriores, en la que también participaron, entre otros, los representantes de EE.UU., Rusia y China, en un momento de tensión política y militar en la zona tras la visita esta semana a Taiwán de la presidenta de la Cámara de Representantes estadounidense, Nancy Pelosi.
Durante las reuniones, el ministro de Exteriores chino, Wang Yi, y su homólogo ruso, Serguéi Lavrov, dieron muestras de su sintonía y al mismo tiempo quedó clara la distancia cada vez más grande que los separa de EE.UU., la Unión Europea, Australia o Japón.
Crisis de Taiwán acentúa división mundial
«Somos los Estados más grandes, somos vecinos y compartimos una asociación antigua y diversificada. Estamos por un mundo multipolar y contra cualquier hegemonía», dijo Wang en la capital camboyana en referencia a la relación con Rusia, según la agencia Tass, mientras Lavrov alabó la «relación estratégica» entre ambas potencias.
Además de la coincidencia de pareceres, ambos dejaron patente su cercanía personal con gestos de complicidad, como la palmada que el ministro de Exteriores chino dio en el hombro a su homólogo ruso al entrar en una de las reuniones del día.
Tras ese gesto amistoso, ambos intercambiaron saludos con la mano, algo poco habitual en este tipo de eventos y aún más en el que ha concluido este viernes en Nom Pen, donde la tensión entre los dos bloques e incluso la antipatía personal entre sus representantes se palpaba en el ambiente.
Crisis por la visita de Pelosi a Taiwán
La buena relación con Lavrov contrasta con la actitud tensa de Wang durante toda la cumbre a raíz de la crisis desatada en Taiwán tras la visita el martes y miércoles a la isla de Nancy Pelosi.
La decisión de la influyente política estadounidense enfureció a Pekín, que respondió con sanciones y maniobras militares con fuego real que han multiplicado los llamamientos a rebajar la tensión y el cruce de acusaciones entre los dos bloques.
El Ministerio de Defensa de Taiwán denunció que buques y aviones de guerra del Ejército de Liberación Popular (ELP) de China cruzaron este viernes la línea media del Estrecho de Taiwán, que funciona como una frontera no oficial pero tácitamente respetada por China y Taiwán, isla autogobernada cuya soberanía Pekín reclama.
Desplantes
Tras la condena del G7 a las maniobras, el ministro chino de Exteriores canceló la reunión que tenía prevista el jueves con su homólogo nipón, al pertenecer Japón a este exclusivo grupo de siete potencias.
Por la noche, Wang llegó a la cena de gala a la que estaban invitados todos los ministros y salió a los pocos minutos sin llegar a sentarse ni explicar las razones de su precipitada salida.
El secretario de Estado de EE.UU., Antony Blinken, también presente en Nom Pen. Calificó hoy de «provocadores» los ejercicios militares y destacó que «no hay justificación para esta respuesta extrema y desproporcionada» de Pekín.
En una línea similar, el alto representante de la UE para Asuntos Exteriores, Josep Borrell, dijo en referencia a las maniobras militares que «nadie puede modificar el statu quo de forma unilateral y menos aún recurriendo a la fuerza». Al tiempo que hizo un llamamiento «para evitar una escalada de tensión que pueda producir situaciones más graves».
Mientras algunos países del Sudeste Asiático intentaban contemporizar, Lavrov fue el único que mostró su claro apoyo a China en esta crisis. De la que culpó a EE.UU., al igual que de la de Ucrania, al acusar a Washington de «convertir a Ucrania en una amenaza» para Rusia.
La tensión por el conflicto de Ucrania dio lugar a otro de los desplantes del evento. Cuando la ministra de Exteriores australiana, Penny Wong, se levantó de su asiento en señal de protesta en el momento en que tomaba la palabra Lavrov durante el Foro Regional.
Crisis de Birmania
La atención centrada en esas dos crisis diluyó el que se preveía que iba a ser el asunto principal de la reunión ministerial de la Asean. La crisis en la que está sumida Birmania desde el golpe de Estado militar del año pasado y los esfuerzos de los países vecinos por contribuir a una solución.
Los nueve países miembros de la Asean presentes en la cumbre -faltó Birmania por la exclusión del régimen militar- expresaron su «profunda decepción» por la falta de avances de la junta militar en la hoja de ruta pactada hace más de un año para pacificar el país.
Los ministros de Exteriores de la asociación aplazaron posibles decisiones más drásticas para la cumbre de líderes que se celebrará en noviembre. Cuando el bloque evaluará «los avances para la aplicación de los cinco puntos de consenso» para plantear dar «nuevos pasos», sin dar más detalles.
EFE
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