El presidente chino Xi Jinping dirigió este miércoles en Beijing un desfile militar para conmemorar los 80 años del final de la Segunda Guerra Mundial, acompañado por Vladímir Putin y Kim Jong-un.
La escena, sin precedentes hasta ahora, fue presentada por la propaganda oficial como un símbolo de «unidad». Aunque en la práctica evidenció la alianza entre tres regímenes autoritarios que enfrentan sanciones y críticas por violaciones a los derechos humanos, agresiones militares y represión interna.
La ceremonia, que duró 70 minutos, se llevó a cabo en la plaza de Tiananmen, un lugar emblemático de la represión de 1989.
Xi Jinping, Vladímir Putin y Kim Jong-un en Beijing
Xi aprovechó el comienzo del desfile para enviar un mensaje de autosuficiencia y desafío a Occidente. «El rejuvenecimiento de la nación china es imparable y la causa de la paz y el desarrollo de la humanidad prevalecerá», afirmó en un discurso que fue transmitido por la televisión estatal.
«La humanidad se enfrenta nuevamente a una elección entre la paz y la guerra, el diálogo o la confrontación, y los resultados en los que todos ganan o los juegos de suma cero», advirtió el líder del régimen chino.
Xi apareció entre Putin y Kim, caminando por una alfombra roja hacia el centro de la plaza. La imagen buscó transmitir cercanía entre los tres líderes, en un intento de contrarrestar el aislamiento internacional que enfrentan Rusia y Corea del Norte, así como la creciente tensión de China con Occidente.
El líder norcoreano, quien raramente deja su país, arribó a Beijing en su tren blindado, acompañado de su hija Kim Ju Ae. Fue recibido por el canciller chino, Wang Yi, y posó junto a Xi y Putin.
«China demuestra que tiene la capacidad de convocar a Putin y Kim», comentó Lam Peng Er, investigador del Instituto de Asia Oriental de la Universidad Nacional de Singapur.
Alianza entre los regímenes más autoritarios
De igual forma, la conmemoración tuvo lugar después de una cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS), un bloque promovido por Beijing como una alternativa a las alianzas occidentales. En ese contexto, Xi acusó a Estados Unidos de «comportamiento de intimidación» y Putin justificó la invasión de Ucrania, responsabilizando a Occidente por el conflicto.
Sin duda, para Xi Jinping, el desfile representó un escenario cuidadosamente diseñado para mostrarse como el líder de un frente alternativo a Occidente. Acompañado de Putin, quien es responsable de la guerra en Ucrania, y de Kim Jong-un, señalado por la ONU por crímenes de lesa humanidad, el mensaje de unidad fue dirigido tanto hacia el interior de sus naciones como hacia el resto del mundo.
La escenificación en Beijing puso de manifiesto cómo China intenta consolidar un bloque con gobiernos autoritarios y militarizados. Mientras busca contrarrestar la influencia de las democracias occidentales en el ámbito global.
Con información: Infobae.
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