La famosa bailarina Olga Smirnova, contraria a la invasión de Ucrania orquestada por Putin, abandona el prestigioso Bolshoi de Moscú y se une a la compañía neerlandesa.
La invasión de Rusia a Ucrania no solo está teniendo consecuencias políticas, económicas y humanitarias. Todas las esferas se ven afectadas por los horrores de la guerra, y la cultura, como la moda, no es ajena a ello.
Si hace unos días sabíamos que la soprano rusa pro-Putin Anna Netrebko era vetada de la ópera de Nueva York y sustituida por la ucraniana Liudmyla Monastyrska, ahora es la bailarina Olga Smirnova la que, por decisión propia, abandona el prestioso Bolshoi de Moscú para enrolarse en la compañía nacional del Ballet de Holanda. ¿El motivo? Su posición contraria a la guerra, una «catástrofe mundial» ante la que declaraba no poder «permanecer indiferente».
Olga Smirnova, primera bailarina del Bolshói de Moscú, ha decidido abandonar el mítico ballet ruso, para unirse al ballet Holandés.
La bailarina criticó hace solo unos días la invasión de su país en Ucrania. Más allá de las palabras, ha decidido actuar y en señal de protesta ha decidido dejar la que ha sido su segunda casa, desde hace más de 10 años, cuando en 2011, y nada más graduarse, fue reclutada como solista en uno de los ballets más importantes y reconocidos del mundo.
El abuelo de Olga Smirnova es ucraniano
Una decisión que hace mucho daño, desde la cultura, al presidente Vladimir Putin y sus planes de seguir adelante con la invasión. A sus 30 años, esta bailarina, nacida en San Petersburgo, pero cuyo abuelo es ucraniano, ha protagonizado uno de los mayores gestos dentro de Rusia contra la guerra de Ucrania.
La familia de Olga Smirnova no tenía conexiones con el mundo de la danza, aunque fue su madre quien le animó a dedicarse a esta disciplina artística, que estudió en la Academia Vaganova.
Después de recorrer Europa, China o Japón de gira, nada más graduarse y con solo 20 años, entró a formar parte del famoso Bolshoi, una de las compañías de ballet más prestigiosas del mundo, donde ha desarrollado una carrera meteórica: fue ascendida a primera solista en su primera temporada, a solista principal al final de su segunda temporada y a primera bailarina en 2016.
La bailarina nunca pensó que se avergonzaría de su país
Según recoge ABC, Olga Smirnova, habría denunciado en un comunicado en su cuenta de Telegram que estaba «en contra de la guerra con todas las fibras de mi alma […] Nunca pensé que me avergonzaría de Rusia, siempre he estado orgullosa del talentoso pueblo ruso, de nuestros logros culturales y deportivos. Pero ahora siento que se ha trazado una línea«.
De acuerdo con Reuters, Ted Brandsen, director del Ballet Nacional Holandés, habría asegurado que »Smirnova fue franca en su reciente denuncia de la invasión rusa de Ucrania, lo que hace que sea insostenible para ella trabajar en su país natal«.
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Ser la primera bailarina del Bolshoi equivale a desfilar en la Alta Costura de París; a ganar la Champions metiendo un hack-trick; a llenar Wembley como hizo Queen en el 86.
Pero Olga Smirnova ha renunciado a su carrera y a su vida en Rusia por la guerra.
Por su posición frente a la invasión y su vergüenza ante la barbarie. Ahora le espera una nueva oportunidad en la compañía nacional neerlandesa porque considera que en su país natal «seguimos viviendo como si fuera el siglo XX, aunque hayamos pasado formalmente al siglo XXI. En un mundo moderno e ilustrado, esperaba que las sociedades civilizadas resolvieran los asuntos políticos solo mediante negociaciones pacíficas».
Agencias/NDV
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