Tras el ataque aéreo estadounidense a tres instalaciones nucleares en su territorio, la Asamblea Consultiva Islámica decidió el 22 de junio cerrar el paso por el estrecho de Ormuz, un pasaje marítimo situado en el golfo Pérsico.
Aunque esta medida aún necesita la aprobación del Consejo Superior de Seguridad y del ayatola Alí Jamenei, representaría la respuesta de Irán a la escalada del conflicto observada en las últimas horas.
«Estamos dispuestos a castigar al enemigo, y la respuesta militar fue solo una parte de nuestra respuesta integral», afirmó el comandante de la Guardia Revolucionaria, Sardar Esmail Kowsari, quien también ocupa el cargo de diputado.
Estrecho de Ormuz
El estrecho de Ormuz ha permanecido abierto sin interrupciones desde 1972, cuando Irán asumió el control y se cerró brevemente debido a disputas territoriales con Omán. A pesar de que el régimen de Teherán ha amenazado en múltiples ocasiones con cerrarlo a lo largo de los años, nunca ha llevado a cabo dicha amenaza. De hecho, en la actualidad, los indicadores de tráfico marítimo indican que la circulación de buques continúa de manera normal.
Con una relevancia estratégica comparable a la del canal de Panamá, un posible cierre de Ormuz representaría una medida drástica para Irán. Esto no solo desencadenaría una crisis energética y de mercado en Occidente, sino que también provocaría un colapso en la producción de sus vecinos árabes, que depende del estrecho, así como en sus propios ingresos petroleros.
Ormuz es un estrecho que divide el golfo Pérsico del mar de Omán, siendo la salida de varios países del Medio Oriente (incluyendo Irán) hacia el océano Índico.
Se estima que más del 20 % del petróleo mundial transita actualmente por este estrecho, además de un quinto de la producción de gas natural. Países productores de petróleo como Irak, Kuwait, Catar, Bahrein y Emiratos Árabes Unidos, además del propio Irán, deben atravesar esta vía. Sus principales destinos son Europa, China y Japón.
Medida drástica y crisis mundial
Dado que es la principal vía marítima que representa más de un quinto de la producción mundial de petróleo y gas, un posible cierre del estrecho de Ormuz desencadenaría una crisis energética global que superaría la de 1979. Esto provocaría un aumento en el precio del barril de petróleo en los mercados internacionales, así como una escasez de combustible en Europa y Asia.
Asimismo, un incremento en el precio del petróleo impactaría la cadena de transporte de diversos sectores económicos, lo que resultaría en un aumento generalizado de los costos de bienes y servicios, además de pérdidas en áreas como la agricultura y la manufactura.
Por otro lado, los países árabes del golfo Pérsico también sufrirían severamente al no tener acceso al océano para exportar petróleo.
Sin embargo, uno de los más perjudicados sería Irán. El bloqueo lo aislaría internacionalmente, impidiendo la exportación de petróleo y la importación de bienes, además de complicar su situación diplomática con sus vecinos en medio de un conflicto armado.
Con información: El Diario.
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