El 23 de septiembre de 1973 marcó un hito en la vida del renombrado poeta chileno Pablo Neruda, quien dio un paso hacia la eternidad.
En ese día memorable, el presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro. Compartió este trascendental acontecimiento a través de su perfil en la red social X, @NicolasMaduro.
Maduro resaltó que se celebraban cinco décadas desde que el poeta chileno se sumergió en la inmortalidad, lo cual ha dejado una huella profunda en la poesía en Venezuela.
Pablo Neruda, este ilustre intelectual y activista político, legó al mundo una obra literaria de singular originalidad y valentía. Este sigue resurgiendo constantemente para alimentar los sueños de las naciones de nuestro continente.
Neruda indiscutiblemente se destaca como uno de los artistas más influyentes y poderosos de su época. Gabriel García Márquez consideró que Pablo Neruda fue «el más destacado poeta del siglo XX en cualquier lengua». No se puede subestimar su contribución monumental a la literatura chilena, latinoamericana y global del siglo pasado.
La primera visita de este gran poeta a Venezuela tuvo lugar en 1959, durante la estancia de Fidel Castro en el país. Durante su estadía, Neruda exploró lugares icónicos como el Aula Magna de la Universidad Central de Venezuela, además de tener encuentros significativos en Caracas, Puerto Cabello y La Victoria.
Al recordar esta experiencia, el poeta expresó: “Descubrí a Venezuela el 23 de enero de 1959, venía yo de australes tierras por la conducta del pacífico, insurgentes espumas, deliciosos pescados. El Reino de Venezuela brillaba a toda luz. El primer hombre que vi me regaló un relámpago. La segunda persona me regaló un arcoíris. Un tercero se me acercó con una garza de fuego, ibis escarlata o corocoro como en estas regiones lo denominan. De una a otra, Venezuela era luz”
El legado de Neruda perdura como una inagotable fuente de inspiración para las generaciones venideras. Trascendiendo las páginas de sus obras y llegando al corazón de todos aquellos que valoran la poesía y la lucha por la justicia social.
La voz poética de un mundo cambiante
El estilo distintivo de Pablo Neruda se erige como un faro entre la corriente vanguardista y el movimiento posmodernista. Su primera obra, innovadora y creativa, evolucionó hacia una profundidad oscura y reflexiva. La poesía de Neruda siempre se impregnó de su aguda conciencia política y su firme postura contra la injusticia, la desigualdad y las guerras.
Sus versos, a veces íntimos y otras universales, abordaban temas que incluían el amor, la esperanza, la vida, la soledad, el fin de la existencia, la guerra, la paz y la política.
«Crepusculario», su primera obra publicada en 1923 en Santiago, Chile, bajo la Editorial Claridad, cosechó éxito sin apenas críticas. Aquí, el poeta buscaba su propia voz en una poesía hermosamente subjetiva.
«Veinte poemas de amor y una canción desesperada», juvenil y publicado en 1924 bajo la Editorial Nascimento en Santiago de Chile, se convirtió en uno de sus poemarios más leídos y traducidos, a pesar de las críticas por su contenido erótico que algunos consideraron inaceptable debido a la moral de la época.
«Anillos», un libro de prosa poética creado junto a Tomás Lago en 1926 bajo la editorial Nascimento en Santiago, Chile.
«El hondero entusiasta», una obra de mediados de la década de 1920 que refleja la influencia de Carlos Sabat Ercasty en Neruda, publicada entre 1923 y 1924 bajo la empresa Letras.
«Canto general», publicado en México en 1950, marcó la internacionalización de Neruda y se convirtió en un referente literario e histórico.
Además, varios artistas han creado álbumes en honor a Neruda, como «Historia Natural» por Vinicius de Moraes, Quarteto Em Cy y Toquinho en 1974, y «Canto general» dirigido por Mikis Theodorakis en 1980. La influencia perdurable de Neruda trasciende fronteras y generaciones, dejando un legado inmortal en la literatura y la poesía.
